Ruta: TABERNAS Y RESTAURANTES CENTENARIOS

DOCE RESTAURANTES HISTÓRICOS

Madrid cuenta con una Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios integrada por doce establecimientos, con más de 100 años de historia en nuestra gastronomía, pero también la de nuestra política, nuestra literatura, nuestra pintura, nuestra tauromaquia…

 

La Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid nace en el año 2008 a raíz del III Encuentro Nacional del Círculo de Restaurantes Centenarios. En Madrid, una región con numerosos establecimientos centenarios, un grupo de empresarios deciden reunirse y localizar a todos los propietarios de estas casas con más de un siglo de antigüedad.

Su objetivo era compartir opiniones, experiencias y avatares cotidianos de la historia de sus locales, agrupándose para difundir los diferentes periodos vividos a través de los años, la cultura gastronómica según las economías del momento, sus elementos o antigüedades que permanecen en la memoria pero que ya no encontramos, los personajes que pasaron por sus mesas, y lo más importante el interés de las personas por revivir esos momentos y recordar los sabores de antes, trasladándoles a recuerdos de su infancia. Nace así la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid (RCM).


1. BODEGAS LA ARDOSA

Calle de Colón, 13 

Las bodegas de la Ardosa deben su nombre a la comarca vinícola de Toledo. A finales del siglo XIX, Rafael Fernández decidió abrir esta cadena de bodegas para comercializar el vino que producían sus viñedos. En la actualidad subsisten apenas cuatro de ellas pero en aquellos tiempos llegaron a pasar la treintena. Hasta finales de los ochenta el negocio se centraba en la venta de graneles y botellas aunque también disponían de una típica barra de estaño donde se consumían bebidas. Fue a partir del año 1979 cuando Gregorio Monje enfocó el negocio más como cervecería que como bodega, influido mayormente por las modernas normativas que prohibieron la venta de graneles. En la actualidad en esta bodega se puede disfrutar de excelentes tapas variadas y una exquisita cerveza checa reconocida mundialmente.

Cuenta con el grifo más antiguo de Guinnes, además del reconocimiento como la mejor cervecería Pilsen de España.


2. CASA LABRA

Calle de Tetúan, 12 

Casa Labra, situada en la calle de Tetuán, otrora denominada de Los Peregrinos, permanece inalterable desde su fundación en 1860, por un asturiano, reconocido por la Villa de Madrid por sus frituras de bacalao y croquetas del mismo ingrediente. 

En el año 1947, Casa Labra es adquirida por la familia Molina, sus actuales propietarios. Esta bulliciosa y ajetreada taberna es una parte viva de la historia de Madrid por donde han pasado y siguen pasando gentes de toda condición a disfrutar de su sabrosa oferta gastronómica.

En esta Taberna madrileña fue fundado un 2 de mayo de 1879 el actual Partido Socialista Obrero Español de manera clandestina. Una placa de bronce en la fachada lo rememora.


3. LHARDY

Carrera de San Jerónimo, 8 - 

Lhardy, en la Carrera de San Jerónimo, es el restaurante más literario de Madrid. Ineludibles su cocido madrileño, sus riñones al Jerez, o su consomé, servido en samovar en la planta baja. Fundado en 1839, y como pastelería, por el francés Émile Huguenin, “Lhardy”, lo heredó su hijo Agustín, pionero de nuestro paisajismo.

El nombre de Lhardy representa el esplendor de la Alta Cocina española e internacional y un emblema de calidad avalado por 175 años de buen hacer. Todos y cada uno de los productos que ofrece Lhardy, ya sea en la tienda, en el restaurante o en su servicio de catering, están elaborados artesanalmente en sus cocinas. Con Lhardy se introdujo en Madrid la alta cocina europea y la refinada dulcería internacional Lhardy dispone de tres salones originales: el Isabelino, el Japonés y el Blanco, y de tres salones más modernos: el Sarasate, el Gayarre, y el Tamberlick. Gran parte de la historia de España se ha tramado entre la elegancia de estas paredes, bajo sus lámparas que evocan la etiqueta y solemnidad del romanticismo, y en torno a sus manteles que continúan subrayando los más delicados refinamientos gastronómicos. En el espejo de Lhardy, como decía Azorín, “nos esfumamos en la eternidad”.

Sus salones, entre los que destaca el japonés, los frecuentaron escritores como Gautier, Galdós, Azorín, Rubén Darío, Camba o Ramón Gómez de la Serna, al que emocionan sus comedores “enguantados como si toda la casa estuviese abrigada por un opulento gabán de pieles”, sus platos de caza, sus trufas “del verdadero Périgord”.

 


4. CASA DEL ABUELO

Calle de la Victoria, 12 

Desde que se fundara en 1906 (establecimiento más joven) hasta la fecha, cuatro generaciones de la misma familia han sabido respetar y mantener la tradición del negocio, tanto desde el punto de vista del producto ofrecido como de la decoración y estructura del local. De esta forma, la Casa del Abuelo, una de las tabernas más emblemáticas de Madrid, convertida en una cita ineludible para cualquier visitante de la Villa, continua ofreciendo su vino dulce “El Abuelo” y sus famosas gambas a la plancha y al ajillo.

Y hoy, después de más de 100 años, podemos decir con orgullo, que la Casa del Abuelo es un lugar donde miles de madrileños de distintas generaciones han aprendido la cultura de la tapa.

En sus primeros años, La Casa del Abuelo empezó a ser famosa por sus rosquillas y su vino dulce. Y también por el amor de los camareros al local, quienes a pesar de no superar los 13 años a veces llegaban a dormir allí. Llegaron los años 20 y 30 y con ellos, la idea de su fundador de ofrecer bocadillos a sus clientes.

No sólo se convirtió en la primera taberna que vendía chorizo, anchoas o sobrasada dentro de un pan, sino que también consiguió algo mucho más difícil: vender más de 1.500 bocadillos en un solo día. Tan grande fue el éxito, que tuvieron que ampliar el horario abriendo de 9 a 3 de la mañana. Pero llegó la guerra civil. Y con ella la escasez de pan y el hambre, por eso es en los años 40 cuando sus dueños deciden introducir las gambas, llegando alcanzar la cifra récord de 306 kg de gambas a la plancha servidas en un solo día. 

 El lugar de origen del famoso vino dulce de La Casa del Abuelo está en Alicante. Por este motivo durante mucho tiempo, en el rótulo de la taberna figuraba otro nombre: La Alicantina. En 1990 se retira el rótulo para adoptar el nombre de La Casa del Abuelo.

 


5. CASA ALBERTO

Calle de las Huertas, 18 

Conocer la taberna Casa Alberto es conocer uno de los templos de la gastronomía madrileña ubicado en el Barrio de las Letras. Desde que abriera sus puertas en 1827, no ha parado de cosechar éxitos. Su cocina es una buena muestra de que la tradición gastronómica no está reñida con una presentación de vanguardia. Entre sus recetas más castizas se encuentran el rabo de toro, bacalao a la madrileña, callos, albóndigas de ternera, manitas de cordero, croquetas de jamón y los clásicos platos de cuchara que siempre están presentes en su carta, así como postres caseros, todo ello conducido por su Chef Mario Pilar Quiroga.

En este antiguo edificio se dice que  vivió Miguel de Cervantes en 1613 y 1614, escribió varios capítulos de la 2ª parte del Quijote de  y unas de sus obras más famosas “Viaje al Parnaso”. De esta época mantenemos los elementos característicos de una taberna madrileña, como la pila con su librillo, su grifería, mostrador de ónice único en su género, las mesas con taburetes, las columnas de hierro forjado, los zócalos de madera, los anaqueles con la botillería, las frascas y el juego de medidas para servir el vino.

 

6 TABERNA ANTONIO SÁNCHEZ

Calle de Mesón de Paredes, 13 

La Taberna Antonio Sánchez es con diferencia la taberna más antigua de Madrid. Se desconoce la fecha exacta de su fundación pero se sabe que es anterior a febrero de 1787.

Es en el siglo XIV cuando comienza a adquirir fama y protagonismo convirtiéndose en un lugar de encuentro de tertulianos e intelectuales del mundo taurino, de las letras y del arte. En 1884 es comprada por Antonio Sánchez Ruiz, hijo de conocidos taberneros y de quien recibe su nombre actual. Su hijo, el torero Antonio Sánchez Ugarte, hereda la Taberna y la convierte en un lugar de referencia en Madrid y lugar habitual de encuentro de personalidades como Pio Baroja, Sorolla, Marañón Camba, Cossío, Juan Cristóbal Vázquez Diaz Y  del escritor y periodista Antonio Diaz Cañabate quién escribió el libro “Historia de una taberna” en 1947 en la que relata con detalle y acierto las historias y anécdotas de este ya entonces emblemático establecimiento.

La Taberna acogió la última exposición del afamado pintor IGNACIO Zuloaga del cual fue gran amigo y alumno Antonio Sánchez. Este lugar también fue fuente de inspiración para entre otros, Camilo José Cela que les incluye en su libro “Torerías” y para Gloria Fuertes que acostumbraba a sentarse en sus veladores de mármol para componer sus obras.

A destacar de la Taberna es su decoración. Nunca ha sido renovada por lo que mantiene intacto su decorado original con frisos y revestimientos de maderas talladas, las lámparas de gas con las que se iluminaba el local, el elevador manual de frascas y los frescos con medallones de los rostros de los toreros, Frascuelo, Lagartijo Y Cara Ancha, que en siglo XIX acudían con frecuencia a tomarse más de un vaso de vino con una torrija.


7. MALACATÍN

Calle de la Ruda, 5 - METRO: La Latina

Taberna fundada a finales del siglo XIX por un conquense en 1895, y que en la actualidad sigue regentada por la cuarta generación de la misma familia, en la calle de la Ruda, próxima al Rastro y a la plaza de Cascorro.

Su plato estrella es el cocido madrileño al que acompaña el mito de que “jamás ha sido terminado por ningún comensal” en sus 120 años de existencia. José Alberto, su actual propietario, ha recogido el testigo de la herencia gastronómica y en los fogones se continúan elaborando los tradicionales callos a la madrileña, así como el bacalao con tomate y los lomos de bonito acompañados por un sabroso pisto manchego. Esta tradicional taberna, como le gusta denominarse, ha pasado de servir los típicos chatos de vino a pie de calle en los años 60 a recibir a todo tipo de personalidades a los que gusta dar un trato familiar.

Se trata de otro gran templo del cocido. Su interior está decorado con azulejos, y mucha cartelería taurina. Su nombre, tardío, viene de un mendigo que canturreaba “Tin tin tin, Malacatín, tin tin” para ganarse unos chatos.

 


8. POSADA DE LA VILLA 

Cava Baja, 9 

La espectacular Posada de la Villa, en la Cava Baja, fue el primer establecimiento de su género de Madrid, allá por el S. XVII se encontraba el único molino de harina de Madrid que pasó a convertirse en 1642 en la primera Posada de la Corte, al amparo de las murallas árabes, donde se daba comida y aposento a todos los viajeros que llegaban a Madrid.

En 1980 fue rescatada tras dos años de minuciosa restauración, por un enamorado de Madrid y del oficio hostelero, D. Félix Colomo, para que continuara en pie y se transformó en el horno de asar actual, especializado en cocina tradicional, como su cocido madrileño hecho en puchero de barro sobre las cenizas de paja y troncos de encina, o el cordero lechal asado en cazuela de barro en el antiguo horno árabe o callos, rabo de toro, gallina en pepitoria…

En la Posada de la Villa se han dado cita personajes muy conocidos pertenecientes al mundo de la política, cultura, arte y deporte. Sus sillas llevan inscritos el nombre de todos aquellos que tuvieron a bien disfrutar de la excelente comida de esta Posada.

 


9. SOBRINO DE BOTÍN

Calle de Cuchilleros, 17 - METRO: Sol, La Latina, Tirso de Molina

Cándido Remis, el famoso “Sobrino de Botín” (del francés Jean Botin, restaurador en la plaza de Herradores), fue quien en 1725 abrió este local junto al Arco de Cuchilleros. Es el restaurante más antiguo del mundo según el Libro Guiñes de los Récords y uno de los referentes de la cocina tradicional en Madrid. Desde entonces, al pie del Arco de Cuchilleros junto a la Plaza Mayor, ha sido una parte viva de su historia. Inicialmente fue una de las Posadas-Mesones que abarrotaban los alrededores de la Plaza Mayor, alojando y dando de comer a los visitantes de la capital.

En su viejo horno de leña se asan desde entonces el cochinillo y cordero al estilo tradicional castellano. Lugar de encuentro del Madrid bohemio y literario al que asistían personajes como Valle Inclán y Julio Romero de Torres. Mencionado por grandes autores en sus libros como Galdós, Hemingway, Ramon Gómez de la Serna, Graham Greene, Arturo Barea, Frederick Forsyth, el Conde de Sert o Carlos Arniches, políticos; toreros; actores…

 

Entre los cuadros que lo decoran, una vista del Madrid del siglo XVI pintada en 1956 por Pedro Schild, ruso misterioso, recordado sobre todo por sus decorados para algunas películas de Buñuel o Edgar Neville.


10. CASA CIRIACO  

Calle Mayor, 84 

Tienda de vinos fundada en 1887, toma su nombre de Ciriaco Muñoz Sanz, que con su hermano Pablo retomó el negocio, transformándolo en restaurante en 1929. Sirven cocina madrileña, incluidos el cocido, la gallina en pepitoria, los callos... Un bonito azulejo nos recuerda que aquí cenó por última vez, el 25 de octubre de 1945, el pintor Ignacio Zuloaga, que vivía cerca. Ciriaco lo frecuentaron sus colegas, los artistas Eduardo Vicente o Gerardo Rueda, también vecino; escritores como Valle,  Julio Camba o Bergamín; los toreros Juan Belmonte y Domingo Ortega. También era un habitual de su cocina Antonio Mingote, autor del original logotipo de Casa Ciriaco.

Fue desde este edificio 4º piso que, el 31 de mayo de 1906, el anarquista Mateo Morral arrojó una bomba escondida en un ramo de flores contra Alfonso XIII y su mujer con la que acababa de casarse en los Jerónimos; atentado que causó veinticinco muertos y más de cien heridos.

 

Horno del Restaurante SOBRINO DE BOTÍN

Esperamos que os haya resultado cuanto menos interesante esta ruta, que os haya abierto el apetito y las ganas de salir a tomar algo, ahora que la pandemia va remitiendo, y sobretodo a los y las que no pudisteis acudir, que os animéis a hacerla por vuestra cuenta.

¡¡¡Nos vemos en las próximas rutas!!!

 

 

 

 

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